domingo, 19 de agosto de 2012
Larry Bird, ocho veces 21
Por Lartaun de Azumendi (Director de la revista ‘Cuadernos de Basket’)
Se acaban de cumplir dos décadas de aquella rueda de prensa en la que Larry Bird confirmaba su retiro como jugador profesional de baloncesto. Atrás quedaban trece fecundas temporadas con los Celtics –si bien en una de ellas solo había podido disputar seis encuentros por tener que pasar por el quirófano- en las que el rubio había disputado 897 encuentros de Regular y otros 164 de playoffs.
Ya se ha escrito todo –o casi- de Bird y desde todos los puntos de vista posibles. Con la NBA en marcha desde 1946 nadie pone en duda el hecho de que Larry ha sido uno de los mejores y más importantes activos que la liga norteamericana haya tenido jamás. Algunos, los menos, dirán que el mejor. Otros, algunos más, que el más distinto. La mayoría lo incluirá entre los diez más grandes. Para otros será, simplemente, un gran jugador cuyas virtudes fueron infladas por el hecho de ser un jugador de raza blanca. Opiniones para todos los gustos, sin duda.
Quienes como yo tuvimos la fortuna de seguir casi al completo la carrera del 33 de los Celtics, podemos afirmar que a diferencia de otras estrellas los números nunca preocuparon al mito de Indiana (si acaso en aquel 12 de marzo del 85 en Nueva Orleans ante los Hawks de Dominique para acabar con los 56 puntos que McHale había establecido como récord de la franquicia siete días antes). Los guarismos no pasaban de ser una anécdota o una consecuencia del juego, no un objetivo para él; para muestra valga el botón de aquella noche del 18 de febrero de 1985 en la que llevando al final del tercer cuarto 30 puntos, 12 rebotes, 10 asistencias y 9 robos de balón en Salt Lake City, pidió no jugar el último periodo –aun siendo consciente del más que inminente cuádruple-doble- porque el choque ya estaba decidido. Y es que a un competidor tan feroz como era, más que las cifras le obsesionaban las letras, concretamente una: la W. La W de Win, que de eso –de ganar- es de lo que iba, va e irá el juego al que tanto tiempo dedicó durante años el alero.
A pesar de no ser un tipo que mirara apenas la hoja de estadísticas, su brillantez hacía que frecuentemente apareciera entre los diez mejores de la liga en diversos apartados. Así y todo, en las trece campañas como estrella de los verdes ‘solo’ comandó un apartado global al final de la temporada. Larry Bird obtuvo el mejor porcentaje de tiros libres al final de cuatro campañas: 83/84, 85/86, 86/87 y 89/90. No lideró ningún otro aspecto. Sin embargo, la W figuró en su último partido en tres de los años en los que compitió por Boston; le bastaron los siete primeros para hacerse con los tres anillos que tiene. Después, unos fabulosos Lakers, unos rocosos Pistons y, sobre todo, un cuerpo maltrecho le impidieron alcanzar más doble uves.
Resulta increíble hablar en términos casi de desdén estadístico para alguien que al final de su carrera pudo promediar 24,3 puntos, 10 rebotes, 6,3 asistencias y 1,7 robos con un 49,6% en tiros de campo y un 88,6 en los libres.
Larry anotó 40 puntos o más en 47 partidos de RS y en cinco más de playoffs. Alcanzó los 60 aquella noche ante los Hawks, los 50 en otras tres ocasiones y anotó al menos 40 en 49 encuentros más. Sí, era un gran anotador, no tan prolífico como Chamberlain, Jordan o Durant pero llegó a promediar 29,9 puntos en la 87/88, por ejemplo. Sus 6,3 asistencias desde el puesto de alero bajo podrían compararse a las de Lebron James y salir muy bien parado. Sus 10 rechaces por noche son números de pívot. Incluso un intangible –o no tanto- como sus acciones decisivas en los finales apretados ocupan un lugar privilegiado en el Olimpo de la NBA. De Bird se puede decir sin temor a equivocarse que fue un tremendo competidor, un enorme trabajador, un jugador generoso y un firme defensor del trabajo en equipo y para el equipo.
Los números apuntados a estas alturas del artículo son de sobra conocidos así que he tratado de encontrar algo curioso que sirva de pequeño homenaje a este deportista que tantísimos grandes momentos me hiciera vivir en mi adolescencia y primera juventud.
Y de repente, aparece el 21.
- ¿No será el 33?
- No, el 21.
- ¿Bill Sharman?
- No, el 21 de Larry Bird, coño.
El chico “que no saltaba”, entre otros defectos que se le llegaron a atribuir en sus inicios, fijó su cénit reboteador en las 21 capturas. Nunca pasó de más que estimable cifra, aunque lo más anecdótico del asunto es que la alcanzó hasta en ocho ocasiones (cuatro en temporada regular y otras tantas en las eliminatorias hacia el título). Curioso al menos.
Ocho veces 21.
• Temporada 79/80 (primera en la NBA)
- 23 de abril de 1980. Boston en Philadelphia. Finales de la Conferencia Este.
Los 28 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 5 robos de Julius Erving prevalecen sobre los 22 puntos y 21 rebotes del tres de los Celtics. Ganan los locales por 99-97 poniéndose 2-1 en las series en las que acabarían venciendo por 4-1.
• Temporada 80/81 (segunda en la NBA y primer título de Bird)
- 1 de noviembre de 1980. Boston en Philadelphia. Regular Season.
Tiny Archibald, Cedric Maxwell, Kevin McHale y Robert Parish son eliminados por faltas personales por los Celtics, nadie por los Sixers. Larry anota 36 puntos y coge 21 rebotes pero los 45 puntos del Doctor J. –su mejor marca como jugador de la NBA- hacen que los Celtics pierdan en la prórroga por 117-113.
- 11 de febrero de 1981. Boston en Los Angeles. Regular Season.
Unos Lakers sin Magic reciben a los Celtics con un excelente Bird que anota 36 y captura 21 rechaces en el Forum de Inglewood. Los 32 puntos de Abdul-Jabbar no impiden que Boston gane por 105-91 ante 17.505 personas.
- 5 de mayo de 1981. Houston en Boston. Finales de la NBA.
Dos días después de realizar la proeza de acabar de levantar un 3-1 en contra ante, -cómo no- los Sixers de Erving, Larry Bird anota 18 puntos (sin acudir a la línea de tiros libres en toda la noche) y se hace con 21 rebotes. Ganan los Celtics por 98-95 y se ponen 1-0 en las finales antes los Rockets de Moses Malone.
- 7 de mayo de 1981. Houston en Boston. Finales de la NBA.
Solo 48 horas después de la primera victoria, los finalistas vuelven a verse las caras. Los 19 tantos y 21 capturas del rubio son insuficientes ante un gran Malone y caen en casa por un ajustado 92-90. Los Rockets empatan a uno las Finales que acabarían perdiendo por 4-2. Primer anillo para el de Indiana.
• Temporada 81/82 (tercera en la NBA)
- 29 de diciembre de 1981. Boston en Denver. Regular Season.
Los 32 puntos de Alex English resultan fundamentales para que los Nuggets venzan a los Celtics por un tanteo de 128-123. Larry anota 27 puntos a los que añade 21 rebotes a pesar de ser eliminado por personales. Archibald aporta 26 puntos que no sirven para nada.
- 16 de marzo de 1982. Boston en Washington. Regular Season.
Tras una desventaja de 12 puntos al descanso, Boston consigue apretar y forzar la prórroga en la que se acaba imponiendo por 98-97. El 33 de los Celtics suma a sus 21 rechaces otros 31 puntos y así conseguir que su equipo se lleve el gato al agua. En las filas de los Bullets, el exjugador del FC Barcelona, Jeff Ruland, aporta 13 tantos.
• Temporada 83/84 (quinta en la NBA)
- 6 de junio de 1984. Boston en Los Angeles. Finales de la NBA.
Magic Johnson en su habitual versión triple-doble (20/11/17). Tras los dos primeros cuartos los Celtics pierden por 10 con la serie 2-1 para los de Pat Riley. Los cuatro cuartos acaban con empate a 113. Parish y Jabbar caen eliminados por faltas tras meter 25 y 32 puntos respectivamente. Worthy anota 30. Larry consigue 29 tantos y 21 rebotes. Sería la octava y última vez en su carrera en la que llegaría a esta cifra. La prórroga se la llevaron los Celtics por 129-125 para empatar las Finales a dos y que al final serviría para ganar el segundo anillo de Bird por un parcial de 4-3.
Resulta sintomático que las ocho ocasiones en las que el de French Lick dio con su máximo en cuanto a rechaces, todas ellas se produjeran en las cinco primeras temporadas de su paso por la liga.
En cuanto al aspecto anotador se refiere, sin embargo, cabe destacar que de las 52 veces en las que sumó 40 o más puntos, 47 tuvieron lugar a partir de la sexta campaña. Y si se acota aún más la estadística, 44 ocurrieron entre la sexta (84/85) y la décima (89/90).
Él sigue convencido de que a nada que le hubiese respondido mejor el chasis y si el imparable McHale del 87 no se hubiera lastimado de forma tan grave el tobillo, su anhelada W habría aparecido alguna vez más. Quién sabe. Lo único cierto es que la maldita espalda que le impedía incluso andar, en ocasiones, hasta en día de partido, nos privó de ver a Larry Bird retirarse cuando él hubiese querido. Al final se marchó bastante tiempo después de que su cuerpo dijera basta. De eso hace ahora veinte años. Una eternidad, cantara lo que cantara Carlos Gardel.
NOTA DE AGRADECIMIENTO
Es para La Butaca un verdadero honor contar con esta colaboración de lujo a la hora de conmemorar el 20º aniversario de la retirada de Larry. Nadie mejor que Lartaun podía haber retratado, desde otro punto de vista, lo que fue y lo que significó el mito de Indiana para los Celtics y para el baloncesto. Gracias Jefe.
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Un lujazo poder leer este artículo en este, uno de nuestros santuarios. La butaca se hace cada vez más grande. Y debe ser así porque el próximo junio estaremos haciéndole hueco a un nuevo trofeo Larry O´Brien. Saludos.
ResponderEliminarDios te oiga hermano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y si Len Bias no hubiese sido tan irresponsable ahora Bird tendría 2 o 3 anillos más.
ResponderEliminarEn cuanto al tema Len Bias, no quisiera hablar tan a la ligera de Irresponsabilidad de Bias. Siempre he maximizado los aspectos que tocan a la presión sufrida por el chico, no lo olvidemos.
EliminarUn placer leer por aquí también al gran Lartaun. Un auténtico lujo. A la altura del blog. Chapeau!!
ResponderEliminarGracias Peter, la verdad es que este post ha sido una sorpresa agradable para todos.
EliminarUn abrazo.
Para alguien como yo que vivo los Celtics a traves de todos vosotros siendo de otro equipo es un autentico placer pasarme por aqui de cuando en cuando a disfrutar del enorme blog que teneis montado Jose. Y con colaboraciones de este tipo aun mejor si cabe. Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias Cobi, siempre bienvenido, lo sabes.
EliminarUn abrazo amigo.
Lujazo de artículo. Orgulloso de haberos encontrado a todos por el camino... The Celtics Brotherhood.
ResponderEliminarEl placer es mutuo Dani.
EliminarAbrazos,
Lujazo de artículo. Orgulloso de haberos encontrado a todos por el camino... The Celtics Brotherhood.
ResponderEliminarnose olviden de mi, el argentino un abrazooo a la distancia
ResponderEliminarNo nos olvidamos amigo !
EliminarAbrazos
genial el articulo!! desde que acabo la nba que no entraba por aqui, veo que me he perdido muchas cosas y que esto va a mas, enhorabuena jose!
ResponderEliminarGracias man. Algo hay que hacer en verano...
EliminarTe recomiendo que entres en la pestaña "Butaqueros". Grandes artículos de Manuel Hidalgo y Tony Paños sobre sus estancias en Boston.
Magnifico articulo compañero. El mejor jugador blanco de la historia, y que para mi, el mejor de todos. Hay que ver con la facilidad que anotaba con los pies en el suelo, la visión que tenía...
ResponderEliminarMuchos le decían que era un paleto, que vean lo que ha logrado siendo coach y manager ;)
Un saludo.
Paleto cuando salió de French Link. Ya en la Universidad de Indiana State, ... poquitos, eh ? Risas.
EliminarAquí os dejo mi ultimo post. Es mi opinión sobre los Celtics 12/13. Espero que os guste y pongais algun comentario!
ResponderEliminarhttp://basketvince.blogspot.com.es/2012/08/boston-celtics-de-nuevo-por-todas.html
Te hice RT el otro día en Twitter (ayer, creo). La verdad es que está muy currado. Falta un center, a mi entender.
EliminarCurioso sí señor lo de los 21 rebotes.
ResponderEliminarMola leer e intentar recordar si he visto todos esos partidos en los que pilló 21 capturas.
Enhorabuena.
Como te los hayas visto todos es para hacerte un monumento en el Valle de los Caídos, bribón !
EliminarTremendo post. Enorme la capacidad reboteadora de Larry Legend, que conjuntada con su privilegiada visión de juego, sus rápidas manos y su inhumana y sublime concepción técnica del juego, lo convirtieron en, tal vez, el jugador más total que haya existido jamás, con permiso del viejo y querido Earvin.
ResponderEliminarSaludos.