lunes, 24 de enero de 2011

Historias | Los 30 puntos de Justin

J.R. Giddens
Cuando Justin salió de aquél bar con la pierna derecha ensangrentada no pensaba ya en baloncesto. La temporada había acabado para los Jayhawks y la vuelta a los entrenos con la Universidad de Kansas quedaba todavía lejos. Ya en el Hospital, tras los 30 puntos de sutura, Justin empezó a pensar en las consecuencias de aquella pelea. La primera no tardaría en llegar. Aquél mismo verano sería transferido a la Universidad de New Mexico.


Un año en blanco. Entreno tras entreno sabiendo que no saltaría a la cancha. La norma de la NCAA que impide jugar durante un año al jugador que cambia de universidad lo estaba volviendo loco. Las ganas de demostrar que era otro se las tenía que guardar para los partidillos de entreno, donde sólo los compañeros podían admirar el potencial de un tipo que en los dos años siguientes promediaría más de 15 puntos y 6 rebotes por noche, lo que le valdría para ser nombrado All American en su último año y llegar con opciones de primera Ronda al Draft de 2008, donde fue elegido en la última elección por los Celtics de Boston.

Durante el verano, Doc Rivers quiso verlo en acción y lo que vio no le defraudó. Con fama de duro con los novatos, Justin acababa de pasar una de las pruebas más duras que se le iban a presentar, firmar con los Celtics. Tres días de entrenos bastaron y el 14 de agosto de 2008 firmó un contrato de 2 años garantizados con opción de otros dos.

El primer año fue complicado. Sólo 8 minutos en pista en toda la temporada. 6 partidos en los que únicamente conseguiría anotar en uno de ellos, el día de la visita a Denver el 23 de febrero de 2009, un día después de que Phoenix viera su debut en la NBA. A partir de ahí, cuatro partidos más en el mes de marzo en los que no pasaría del minuto en pista en ninguno de ellos. Las sensaciones que tuvo Justin no distaban mucho de su año en blanco cuando era Universitario. Sólo vestirse de corto y los viajes alteraban su negro panorama.

El año siguiente empezaría de forma diferente. 21 partidos, uno de ellos de titular, contra los Raptors, y una inesperada llamada el 18 de febrero de 2010 que le llevaría a Nueva York junto con Bill Walker y Eddie House. Ahora que empezaba a tener algún minuto. Cuando los 30 puntos en la pierna derecha eran ya solo un recuerdo, tocaba volver a empezar con Mike D'Antoni. Allí se encontraría con Sergio Rodríguez, también recién aterrizado en el Madison, ambos con la sensación de estar viviendo de prestado. El proyecto de Nueva York estaba a la espera de algo que no eran ni Rodriguez, ni House, ni Walker y, ni mucho menos, Justin.

Con el verano de por medio, y el equipo en construcción, Sergio aceptó una propuesta del Real Madrid. La espantada en el Madidon prometía ser general. El hueco para la llegada de estrellas y obreros de nivel empezaba a diseñarse tras el último partido de la temporada. Justin, también estaba tentado por la vieja Europa. El Prokom, un equipo de Euroliga se había interesado en él. Quizá no supiera situar Polonia en un mapa, pero precisamente ese desconocimiento, era lo que podría darle lo que a él le faltaba, minutos de juego. Muchos le habían hablado del trampolín que supone esta competición y estar en un equipo pequeño no detendría su interés por intentarlo. El calor del banquillo y el recuerdo de aquél año en blanco estaba continuamente martilleando su cabeza. Jugar, jugar y jugar. Ese era su único deseo.

De más a menos. Así podría calificarse su paso por Polonia hasta el parón navideño. Pese a ello, los buenos porcentajes en tiro y la  recomendación de un sobrino de Pesic, plantearon a Justin una nueva oportunidad, dar el salto a la ACB.

Con el Power Electronics, en clara fase ascendente tras la llegada del entrenador balcánico a Valencia, la directiva se planteó reforzar el equipo con su fichaje. Presentaron al jugador en sociedad y ni los 4 kilos de más, los problemas puestos en evidencia tras las pertinentes pruebas de esfuerzo o tener el índice de masa corporal más alto de la plantilla, evitaron su contratación. Un plan especial de recuperación y un reto que debiera ser sencillo para un tipo con esa particular historia en la mochila.

El final, de todos conocido, ha hecho que JR Giddens, Justin, ni siquiera llegase a debutar en ACB. Su gusto por la comida alta en calorías y su, no menor, afición por hacerlo extensivo al resto del planeta a través de Twitter, han hecho que Justin (@JGidd4) esté, en este mismo instante, disfrutando de una pieza de Rithm & Blues en un Café cualquiera en medio de ninguna parte.

8 comentarios:

  1. Jugador explosivo al que nunca alcancé a verle más. Buen físico, buen salto, pero nada más y sí ahora ( no le sigo la pista) no cuida ni eso, pues nada, a una liga menor sudamericana... lástima. Al menos Walker ha aguantado en New York.

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  2. Sinceramente, no sé que pensaban en Valencia cuando lo ficharon. No me parece un jugador de nivel Euroliga, y no creía que fuera lo que el Power Electronics necesitara, y menos con Pesic en la banda.

    Mucho salto y poco más. No es que en Polonia se saliera siquiera.

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  3. Jugador para ligas polacas, alemanas o segundas espadas en Turquía y Rusia. Jugador de los que, lamentablemente, sobresalen en NCAA por su físico.

    Saludos y buena historia.

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  4. La verdad es que me parece un poco 'excusa' eso de que lo hayan cortado por 'comilón'.

    A mi en el Prokom me desilusionó algo y pensaba que iba a aportar algo más, por eso tampoco comprendía muy bién por qué creían en él en Valencia. Ahora he encontrado la respuesta.

    Saludos desde Puertatrás

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  5. La verdad es que es un tipo singular, esta mañana ha vuelto a colgar un nuevo desayuno: huevos fritos con bacon y queso. Un filón.

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  6. Una maravilla el post, de verdad. El cierre es estupendo.

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  7. Una maravilla el post, de verdad. No conocía la historia de este chico, sólo lo conocía porque era uno de los reservas de Rondo en la Play XD Y el cierre del artículo me parece estupendo.

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  8. Gracias por pasarte Antonio,

    un abrazo,

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