miércoles, 26 de septiembre de 2012

GREEN HONEYMOON (Road to 2010 NBA Finals)








Por José A. Hidalgo (@Birdwatching91)  




Me gustaría contaros la historia de dos caminos de ilusión paralelos que llegaron a converger en un explosivo punto de encuentro. O lo que es lo mismo, de cómo un ilusionado tipo acudió al encuentro de un ilusionado equipo que iba camino de las Finales NBA 2010 contra todo pronóstico.

Lugar del encuentro TD Baknorth Garden. 

Momento: Game 4 Eastern Conference Finals.

Pero hasta ese día había unos obstáculos que salvar por ambas partes. Por su lado, el equipo debía salvar a los favoritos Cleveland Cavaliers que venían de cumplir trámite eliminando a los Chicago Bulls en una primera ronda con un par de partidos reñidos y, por mi lado, salvar unos preparativos nupciales que, con un mucho de suerte, culminarían en la visita a la catedral….del baloncesto, esa que reunía a un equipo ensamblado en 2007 que me había robado el corazón.




Para ello hemos de retrotraernos a la madrugada del 13 al 14 de mayo y al final de un partido que marcaba la eliminación por 4-2 de los entonces poderosos Cavaliers de James a manos de los outsiders Celtics. No me lo podía creer. Quizás el tiempo haya diluido la gesta o quizás un servidor la vivió de manera mas intensa por las circunstancias venideras, pero solo hay que consultar las apuestas de la época o los análisis de los expertos a favor de los campeones de Regular Season. Yo prefiero basarme en sensaciones, las que se adquieren con 25 años siguiendo este circo. Así, cuando mi cari me preguntaba que posibilidades teníamos de encontrarnos con los Celtics en Boston, ciudad que habíamos elegido por esa misma razón, yo le contestaba con tristeza que escasísimas. Ese día aprendí que “nunca se debe subestimar el corazón de un (multi)campeón”.
El partido había concluido y todos los astros se alineaban para que un tipo con fecha de boda el 22 de mayo y estancia en Boston del 24 al 28 de mayo como comienzo de luna de miel, pudiera contemplar un partido de la Final de Conferencia Este teniendo en cuenta que los dos primeras los jugábamos fuera, como suele corresponder a un equipo con el noveno mejor ranking total en temporada regular.

Eran cerca de las seis de la madrugada y no había estado mas nervioso en mi vida mientras esperaba la nota en Celtics.com sobre el calendario de partidos y disponibilidad de entradas. Apareció el calendario, que marcaba el segundo encuentro de los de casa el 24 de mayo (línea!!! y jugamos para bingo). La disponibilidad de entradas remitía al día siguiente por la mañana en Celtics.com, por la tarde en España. Y allí estaba el menda frente a su ordenador refrescando página a la velocidad de la luz hasta que…. pusieron las primeras disponibles (bingo!!!!!)), por cierto, a casi 250 dólares por cabeza.

Jose Antonio Hidalgo en el Garden

El sueño estaba casi a punto de cumplirse. Solo había que sobrevivir al casorio y que los vuelos no se retrasasen, pues tenían fecha de llegada a Boston desde Suiza a las 19.45h ET, y el partido comenzaba a las 20.30h ET. Lo sé, me la jugué, pero la ilusión puede con todo, como muestra el hecho de que el avión se adelantó sobre su horario de vuelo y llegó a las 19.15 hora local.
Además, decidimos viajar solo con equipaje de mano para no esperar maleta y ganar tiempo para estar en aduana los primeros del vuelo. La cercanía del Logan Airport al downtown nos dio la posibilidad de que el taxista nos esperara a dejar las maletas en consigna del hotel para un posterior check-in y así obrar el milagro de la puntualidad.

Luciendo historia
A las 20.10 recorríamos el downtown por aquellas entonces desconocidas calles hasta que nos topamos de frente con el TD Garden y la parroquia que a él se encaminaba al encuentro de un equipo que, otra vez contra pronóstico, se había puesto 3-0 contra Orlando Magic y su bestia Howard. Buf, brutal, Causeway St. y sus tenderetes de camisetas alternativa-radicales. Aún me arrepiento de no haber pillado una con el rostro de Scalabrine que decía “HOPE” al estilo cartel de Obama, mientras la del rostro de Lebron decía “NOPE” (curiosamente, esta segunda se puede adquirir en CelticsLife mientras que la primera no la envían fuera).

Parada de taxi y momento de darnos cuenta que nos habíamos dejado la cámara en las maletas en el hotel con las prisas. Había que tirar de móvil regulero para el reportaje gráfico. En esas nos adentramos en la marabunda y nos dejamos llevar entre cánticos al interior del conglomerado de puertas y escaleras. Preguntamos por la nuestra y en el umbral otro boom: no sabía uno si estaba contemplando realidad o ficción. La explosión de color y júbilo del interior del estadio te hacía dudar. Curiosamente el amarillo está muy presente debido a los Bruins, pero muy salpicado de verde hasta que se llena la cancha. Después camisetas y tatuajes célticos por doquier mientras bajábamos a nuestras localidades mas cerca de pie de pista de lo que pensábamos. La intro y presentación del equipo me la sabía, así que el grito final de Garnett y el mío fueron uno. Ese Garnett al que me había jurado rendir pleitesía antes de que colgase sus aparejos, no me iba a pasar lo mismo que con Jordan.

La sensación de pertenencia es otro fenómeno curioso. Sientes que formas parte de aquella familia y de aquella historia, sientes que es tu sitio porque sientes lo mismo que ellos: sientes el amor por un deporte cuyo máximo exponente lo tienes delante, y sientes la pasión por un equipo al igual que la siente toda la ciudad. Así, el ferretero de Charles Street lo mostraba cuando se percató de nuestras camisetas al día siguiente y nos preguntó por qué no habíamos gritado a Pierce para que hubiese pasado la última bola antes de resbalar y agotar el tiempo reglamentario camino de la prórroga.
El resto ya lo conocéis, derrota y pasamos de lo que podía haber sido el presenciar un pase a las NBA Finals con entrega de trofeo del Este incluida a una eliminatoria que se iría a seis partidos con el consiguiente desgaste. Una eliminatoria para la que tampoco éramos favoritos pero que no pudo con la ilusión de un equipo. Ni con la ilusión de un modesto feligrés para el que el resultado en aquel momento era lo de menos. Había vivido un partido intensísimo en un entorno intensísimo. Y me sentía una persona afortunada por haberlo compartido con la mujer con la que iba a compartir mi futuro. Por si a ella le quedaba alguna duda, le había terminado de mostrar con lo que tendría que convivir de por vida. Para mí, un momento mucho mas religioso que el de la ceremonia del enlace.


Epílogo:

Portada del Herald
Después de esa convergencia los caminos volvieron a discurrir en paralelo. El quinto lo vimos en la habitación de nuestro Hotel Hyatt en Boston, al lado del bonito parque Boston Common. Mientras que el sexto y definitivo lo veíamos ya en New York y disfrutábamos del pase a las Finales. Allí presenciamos también el pase de los Lakers tras eliminar a los Suns y alli el portero de nuestro hotel me enseñaba un cartel escrito a mano que decía “Go Lakers” para contrarrestar mi chaqueta con los banners de los Celtics que causaría sensación en todas nuestras sucesivas paradas: Buffalo, Toronto y Niágara. Aquí precisamente contemplamos el primer partido de las Finales con las cataratas al pie de ventanal de nuestra habitación la noche antes de volver a Boston con destino España. Los periódicos del Logan reflejaban el resultado.

12 comentarios:

  1. Pasión en lo vivido, y buenas manos para la escritura dan lugar a esta sensación de "eso yo lo tengo que sentir"...algún día...

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    1. Muy agradecido. Ojalá pudierais vivirlos todos y contarlo aquí.....Dios salve a la Butaca

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  2. La verdad es que te la jugaste. Sin maletas, llegando apenas una hora antes del partido a Boston, ... y ganaste. Tio, lo tuyo y lo de @gadhes es de película.

    Mi mujer cree que estoy loco. Mi mujer no conoce a tipos como tú. Bendita locura amigo.

    Mis respetos,

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    1. Para mi la falta de maleta me vino genial. A diario pillaba modelito. I love shopping

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  3. Pero este post es absolutamente brutal. Os dáis cuenta de la frase final de lo religioso del momento, de con quién se ha casado Gadhes??

    La piel de gallina. La sensación descrita más arriba de " esto lo he de vivir yo".

    Tengo la suerte de conocer personalmente a Birdwatching y esta historia aquí escrita la hemoa escuchado de su voz embelesados los hermanos célticos de Sevilla. Pero está mejor escrita que contada.

    José Antonio (Birdwatching91) también nos ha contado alguna vez que el sentimiento que le queda es que por accidente hemos nacido aquí, en algún punto de España, pero que cuando vives una noche como aquella del TD Garden te das cuenta que perteneces a esa ciudad de Nueva Inglaterra.

    Y eso,amigos, me temo que es lo que nos pasa a algunos de nosotros.

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    1. Se me da mejor la escritura. Pero es difícil meter baza en las quedadas de MontanoCeltics. Los verdes queremos hacernos escuchar todos. Jajaja.

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  5. Soy Jesus @jesusaraujo33. Es cierto lo que comenta Dani sobre las experiencias vividas por los hermanos Hidalgo en el Garden. Pero reconozco que leerla aqui y la forma en la que lo cuentas me ha emocionado.
    Como voy a irme de este mundo sin plantarme en medio del Garden y mirar al techo?
    A mi mujer ya la tengo convencida. Falta tener la oportunidad y el dinero ahorrado. Pero tengo claro que algún dia sera...

    Gracias Jose por compartirlo.

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  6. Gracias a vosotros.
    Tiene que ser muy especial vivirlo con la familia todos uniformaditos, pues para las mujeres hay cosas muy fashion en la tienda del Garden. Lo digo, por las caritas que nos pusieron el otro día a nuestra preguntita de "¿gustas?" jejejeje. Ya sabeis por donde voy :P

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